viernes, 22 de abril de 2005

Por una prensa menos ideologizada

En Página 12, Maximiliano Montenegro se ocupa de la escalada de conflictos laborales y de cortes de ruta del mes de Marzo. Como una parte importante del aumento se registró en el sector público, Montenegro se pregunta: "¿Qué está pasando con los trabajadores del sector público?" y sigue:
Como lo demuestra el último “Informe de Inflación”, elaborado por el Banco Central, los salarios públicos quedaron muy atrasados desde la devaluación. Según esa fuente oficial, el poder de compra de los estatales cayó casi 30 por ciento en relación a diciembre de 2001. Más aún, la baja en el salario real de los estatales sería comparable a la sufrida por los asalariados “informales o en negro” en el sector privado.
Luego advierte sin embargo que hay alguna objeción para esto de parte de los economistas "ortodoxos":
Los economistas más ortodoxos sostienen que antes de la devaluación los sueldos del sector público eran más altos que la remuneración promedio en las empresas privadas, y que ahora se corrigió ese “desequilibrio”.
Y luego critica este argumento ortodoxo:
Sin embargo, ese enunciado no tiene en cuenta la calificación de los empleos. En Argentina, el nivel de instrucción de los estatales es muy superior al promedio del mercado de trabajo privado. Y por lo tanto, ajustados por calificación o estudios, es lógico que los salarios públicos sean mayores.
La verdad es que el problema de la relación entre los salarios del sector público y del sector privado es mucho más complejo. Menciono simplemente algunos argumentos más. Uno, la estabilidad en el empleo público es mucho mayor que en el sector privado y depende mucho menos de la productividad del trabajador. Si esto es así, el salario debería menor. Dos, la organización de la producción de bienes y servicios en el sector público suele ser más ineficiente que la del sector privado (aunque, hay que decirlo, hay bienes públicos que el sector privado no puede proveer) y por eso los salarios tendrían que ser menores en relación a los del sector privado.

La verdad es que no sabemos cual es la relación correcta y Montenegro sabe que no sabemos, y sabe que el problema es más complejo que su comentario simplista sobre las calificaciones relativas entre ambos sectores. Sin embargo, su posición ideológica, respetable como todas, lo lleva a ensayar una defensa simplista del salario público (¡todos queremos que los que trabajamos ganemos más, públicos y privados!). El asunto es que Montenegro es de los mejores periodistas económicos de la Argentina. De allí que a uno le gustaría que los mejores sean más racionales. Que para decir que los trabjadores del sector público ganan poco (en nivel) no hace falta compararlos con los del sector privado.