viernes, 27 de octubre de 2006

Day of reckoning

Mis amigos progresistas me cansaron.

En una columna de opinión en Página 12 titulada "Las piscinas de Nordelta", Maximiliano Montenegro comienza a reconocer errores en la política energética del gobierno de Kirchner.

El primer reconocimiento consiste en que "desde la devaluación, el precio del gas que pagan las familias acomodadas de Barrio Parque o Nordelta se mantiene congelado". Y la propuesta es un "subsidio cruzado" que consistiría en que "los ricos financien a los pobres" y, siempre según Montenegro, es parte del "manual de los economistas". Hay algunos errores conceptuales en el análisis. Estrictamente, se trata de que los que pueden paguen el gas (y la electricidad, porqué no) lo que cuesta mientras que los que no pueden lo paguen más barato de lo que cuesta. Es decir, que los que no pueden reciban un subsidio o una tarifa social. No es un subsidio cruzado pero no importan los detalles técnicos aquí. Se entiende lo que Montenegro propone.

El segundo reconocimiento tiene lugar cuando Montenegro escribe que: "para colmo, el Gobierno se niega a instrumentar un nuevo plan para alentar un uso racional de la energía barata en los hogares, que despilfarran, especialmente, los sectores medios altos. Y ni siquiera acepta tomar medidas para disminuir consumos en la hora pico: desde un cambio horario para prolongar el día hasta anticipar el cierre de los grandes shoppings, que gastan en aire acondicionado el equivalente a localidades pequeñas." También tengo algunas disidencias. Los "sectores medios altos" despilfarran, es cierto, porque las señales de precio los incentivan a hacerlo. Cóbrenles más caro el gas o la electricidad o la nafta y veremos como se apagan los climatizadores de la pileta, o se organizan en grupos para venir de zona norte, o apagan la PC cuando se van a dormir. Estoy seguro de que los sectores bajos también despilfarran seguramente, en el sentido de Montenegro. Ahora, el verdadero despilfarro es el inducido por el gobierno que lleva a que todos - bajos, medios y altos; residenciales e industria - seamos más "energo-intensivos".

Pero se entiende. Y estoy de acuerdo. Hay que implementar la tarifa social y aumentar el precio que pagan la energía los que pueden. Y hay que implementar programas de administración de demanda (así se llaman en el "manual de los economistas").

Este es el mismo Montenegro que tiempo atrás argumentaba que no hay que subir el precio de la nafta porque nos cuesta 12 dólares (ó 10 ó 15, depende de la zona, etc.) producir un barril de petróleo en un insulto al análisis intertemporal (asi se llama en el "manual de los economistas").

Ahora sólo falta que Ramble Tamble se de cuenta. La política energética del gobierno es un desastre. Parte de la altísima tasa de crecimiento es la ficción de la energía barata (cuanto, es difícil de estimar). La nueva capacidad instalada va a ser mucho más cara que la existente (hasta el doble) y esto si uno no pone nombre y apellido a los ejecutores de la inversión y piensa en un estado benevolente. Y el sistema ya no tiene resto.

Hay que decirlo. Hasta aquí el único "éxito" del gobierno fue haber pospuesto el racionamiento energético a gran escala pero la incertidumbre energética que enfrenta la Argentina es un problema muy serio.

Cuando uno escribía estas cosas años atrás era de derecha, o funcional a los intereses de la derecha, o simplemente un anti-chavista. Ahora lo dicen ellos. Y bueno. ¿Yo? economista.

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