lunes, 1 de marzo de 2010

Arballo va con los tapones de punta...

En un "parrafito" (más de uno, estrictamente), uno de nuestros abogados favoritos de la blogósfera se ocupa de analizar la posibilidad de "controvertir o auditar la deuda externa". Go get it.

Más aún, si uno pregunta o discute en forma constructiva o racional, Gustavo contesta (debería imitarlo). Hago pública mi duda (ya lo hice en SL≠SD y espero respuesta).

Me parece que los argumentos no se aplican a controvertir o a auditar, sino a repudiar (sólo en la primera acepción; la segunda va de suyo).

Gus... Am I right or am I right? Or am I right? Am I right?

2 comentarios:

  1. Olivera, tenés razón. Creo que lo aclaré en uno de los comments al blog. Cito lo sustancial:

    No cambié el encabezado porque me da un poco de pereza, pero en verdad sí podemos auditarlo. De hecho, en una entrevista que me hicieron el otro día en la radio de las madres aclaraba eso. Las determinaciones sobre historia de la deuda sí sirven con un fin no menor de "verdad histórica", y pueden tener una utilidad colateral práctica, táctica, a la hora de negociar o justificar quitas (algo que sólo se puede hacer desde un fuerte consenso interno).

    El post -escrito en vacaciones, a las corridas- era una reacción a la idea simplista que andaba sobrevolando de fallo "firme" de ballesteros + deuda de videla = no tenemos por qué pagar. Las cosas son más complejas, el fallo no tiene valor dirimente, la deuda no es la que videla contrajo con bancos, sino en su gran mayoría los bonos que vienen desde el plan Brady de Menem hasta la propuesta Dubai de Lavagna, con lo cual hay un stock larguísimo de actos internos legitimantes que no podemos desconocer.


    Más allá de la explicación pereza, hay otra razón de "integridad": no lo cambié del post original porque trato de ser muy prudente con eso, es cambiarle la bocha a todos los que commentearon en el interín y quedan en offside.

    Es un lío que tienen tanto bloggers como medios grandes, que tiran la piedra y esconden la mano modificando post o artículos sin hacerse cargo de que difieren de la versión anterior. Hay excepciones, claro: el New York Times siempre te aclara cuando edita lo publicado online.

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  2. Gustavo:

    La verdad es que rara vez llego a leer los comentarios. No porque sean superfluos sino por falta de tiempo, en general. Y porque en la blogósfera hay mucho franco-comentador suelto.

    Lamento haberme perdido la aclaración: me hubiera alcanzado con un link. Creo que una PD o update o agregado en el post original no viene mal.

    El NYT, cuando no, tiene una política que consiero adecuada. Se cometen errores al escribir y publicar; más, si es sin editor en el medio (como es el caso de un blog). Se pueden corregir con las aclaraciones del caso.

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